El docente: sus orígenes
La docencia tal como la conocemos hoy, surge en el siglo XIX por una necesidad de homogeneizar a los inmigrantes y así dar características particulares a la nueva sociedad que se estaba formando.
Éste docente debía cumplir con el mandato estatal, pues el Estado era su formador y también su empleador.
Dadas sus características similares al de los apostolados religiosos, se lo denominó Arquetipo Apóstol, revestido de vocación,
sacrificio y función homogeneizadora. En este periodo, en el año 1884
se sanciona la Ley 1420 que sentará las bases del sistema educativo nacional.
Este
modelo docente será interpelado, en la
primera mitad del S. XX por un nuevo actor, el Arquetipo Técnico Profesional
que surge a partir de las Teorías del “Capital Humano”, dando importancia al
desarrollo personal y profesional, transformando el modelo vocacionista hacia
otro tecnocrático eficientista, como lo expresa Birgin (1999), y esta relación
entre educación y productividad da nacimiento a las credenciales, como medio
para certificar la “inversión” y obtener mejores puestos de trabajo
(credencialismo).
Más
adelante, durante la segunda mitad del S. XX,
desde diferentes luchas y reclamos, un nuevo Arquetipo, del Docente
Trabajador, fundó los cimientos sobre los cuales se estableció el Estatuto
Docente (1.958), asegurando una educación equitativa y de calidad, dando a los
docentes un lugar para desarrollar su tarea profesional de manera
satisfactoria, protegiendo, o intentando proteger, sus derechos laborales.
Bibliografía
Birgin, Alejandra. El trabajo de
enseñar. 1999. Edit Troquel. Buenos Aires. Argentina.
Bourdieu, Pierre. 1979. Sociológica, UAM- Azcapotzalco, México, núm 5, pp. 11-17